Los bollos de patata que hacen única a Plasencia

Los bollos de patata que hacen única a Plasencia

Comenzó de niña una tradición que hace tiempo que sostiene Isabel Fernández

Su historia va ligada a la de Bernarda Martín –no en vano se la conoce como ‘la bollera’– y hoy sus bollos de

patata son una seña de identidad de la ciudad, algo que la hace única porque solo aquí se elaboran y se venden.

Son los bollos que llevan décadas formando parte de los banquetes de bautizos, comuniones y bodas, de las

ferias, de las fiestas de los barrios, de la Semana Santa, del ramo de la Salud, del mercado de los martes.

Receta de los bollos de patata

Bernarda Martín comenzó a venderlos cuando era solo una niña y lo ha seguido haciendo a lo largo de su vida. También cuando no eran ni sus manos ni las de su madre las que los elaboraban. De hecho, la historia de los bollos de patata de Plasencia se escribe desde hace más de dos décadas gracias a Isabel Fernández.

«Aunque sin Bernarda no hubiera sido posible», deja claro. «No solo porque ella me ha ayudado a venderlos

durante mucho tiempo, sino porque fue la que me animó junto con mi hermana, que es su nuera, a hacerme cargo de su elaboración».

De eso hace ya 28 años. Desde entonces es Isabel la que guarda el secreto de los bollos de patata.

Bernarda Martín tendrá una calle dedicada en reconocimiento a su aportación a la ciudad«Mucha gente me pide que le diga cuál es el ingrediente secreto, pero no lo puedo decir»

«Puedo decir que llevan patata, harina, levadura, sal y agua y hasta ahí», señala. «Porque después está el

ingrediente secreto, el misterio que dice Bernarda, y que ese no lo diré, claro».

Isabel Fernández lo conoció cuando cogió el testigo de ‘la bollera’.

Alquiló entonces un local, que hoy ya es de su propiedad y está en Manuel Bermejo (antigua Matías Montero),

muy cerca del puente de San Lázaro, y con receta en mano comenzó la elaboración de los bollos de patata.

Los bollos de patata que hacen única a Plasencia

«Mucha gente me ha pedido y me pide que le dé la receta, que diga cuál es el ingrediente secreto, pero eso solo se lo diré a quien coja mi testigo

cuando yo me jubile», asegura. «Porque confío en poder darlo, posiblemente a una nieta de Bernarda,

para que esta tradición, que comenzó después de la guerra, siga unida a la familia».

Hasta entonces será Isabel la que en la cocina de su tienda en Manuel Bermejo continúe elaborando los bollos de patata.

Totalmente artesanales, porque soy yo quien hace la masa, que es complicada y hay que estirar bien, y

que no siempre queda igual porque no se miden las cantidades, se hace a ojo», detalla. «Una vez estirada, ya con

la forma del bollo, se fríe en un aceite muy caliente;

después se sacan los bollos, reposan un poco y se cubren de azúcar».

De ahí directamente a la cesta y a la venta. «Porque el bollo de patata es lo que tiene, que hay que comerlo recién

hecho, que no aguanta días como otros dulces».

Después del parón que la pandemia ha supuesto en todo y para todos, Isabel ha retomado la elaboración y

venta en el mercado del martes. «Ahora es el único día que los hago, entre 300 y 400 cada martes, y mi marido los vende en la Plaza Mayor».

A clientes fijos de toda la vida sobre todo. «Tengo muchos, que vienen cada martes a por los bollos de patata, tres por 1,50 euros».

Clientes a los que, en algunos casos, «yo he hecho los bollos para su bautizo, para su comunión y para su boda, porque la verdad es que gustan;

los que hago los martes se venden todos».

Pero también «los hacía, ahora no lo sé aún, para la Semana Santa y el ramo de la Salud, y para las ferias y también para el verano;

durante julio y agosto estoy en el parque de la Isla».

La cocina de la abuela en Plasencia

Los bollos de patata, no obstante, no son los únicos que elabora y vende Isabel, aunque «son los únicos

exclusivos de Plasencia, los que se hacen y se venden aquí y no se encuentran en ningún otro sitio».

También hace, «de la misma manera, de forma artesanal y con productos naturales», floretas, pestiños, cañas, rosas y huesillos.

Pero son los bollos de Bernarda Martín los que hoy siguen marcando la diferencia del negocio. Gracias a una mujer, reconoce Isabel, que los popularizó y ligó para siempre a Plasencia. Motivo por el que ‘la bollera’ ha recibido diversos homenajes de su ciudad.

Ella fue de las primeras placentinas reconocidas en el Día Internacional de la Mujer por una vida de trabajo y esfuerzo y ayuda desinteresada a la sociedad.

Madre de cuatro hijos y abuela de nueve nietos, artífice de no pocos trajes regionales y una de las más

activas carnavaleras durante años, Bernarda Martín permanecerá ligada para siempre a Plasencia porque la calle Juan Vázquez estará dedicada a ella.

Su nombre es uno de los seis últimos que se incorporarán este año al callejero placentino.

«Es el reconocimiento que merece una mujer luchadora que, entre otros muchos logros, cuando heredó la receta de los bollos de patata,

consiguió convertirlos en una seña de identidad de la ciudad», en palabras del alcalde, Fernando Pizarro.

Una seña que hoy sigue adelante gracias a Isabel Fernández. Fuente* HOY.es

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